¡Hola, 2015!

Nuevo año, nueva vida. O al menos eso es lo que todo el mundo dice,  ¿no?

Es increíble lo rápido que pasa el tiempo... tengo la sensación de que fue ayer cuando estábamos celebrando la llegada del 2014.

No sabría como calificar exactamente este 2014 que hemos dejado atrás. Diría que ha sido uno de los años en los que me han ocurrido más cosas, pero, aun así, no lo definiría como un año especial. Creo que un año especial no debe ser en el cual más experiencias has vivido, sino en el que, por algún motivo, sientes que has hecho algún tipo de evolución positiva en tu forma se pensar, de comportarte y de ver las cosas.

Aún así, 2014 ha sido un buen año. Un muy buen año. ¡Espero que este 2015 no me decepcione!

Cuando termina un año, siempre me gusta mirar atrás y pensar no solo en los momentos importantes que he tenido, sino también en los pequeños detalles. Porque sí, se podría decir que los momentos que calificamos como importantes para nosotros, de una forma u otra, nos acaban marcando. Pero, ¿Y los pequeños detalles? Esos acaban siendo los mejores...

Una conversación, una película, un libro, una canción o incluso un simple pensamiento.

Espero conservar todas las cosas que me hicieron sonreír en 2014, pero también espero tener nuevos pequeños detalles, nuevos momentos importantes, nuevos cambios, nuevas emociones, nuevas inquietudes y nuevos problemas. Porque, al fin y al cabo, es lo bonito de ir viviendo el día a día: nunca sabes lo que va a ocurrir. Y supongo que eso tiene parte de encanto.